Tómate un minuto y visualiza una meta muy anhelada que tengas. Materializa ese proyecto, viaje, sueño, emprendimiento o situación que deseas lograr y colócala al extremo de ti, con una cuerda floja dividiéndolos. De un extremo, estás tú con muchas ganas de lograr algo… del otro lado está ese sueño ya cumplido. ¿Qué los divide? Una cuerda floja, para nada segura, llena de traspiés, incertidumbre y retos.
¿Estarías dispuest@ a caminar esa cuerda por lo que anhelas?
En la vida nos han enseñado que hay que arriesgarse por lo que queremos. Pero a la vez, nos inculcan ese pensamiento intrusivo de que el miedo pesa más y a veces es más fácil quedarnos en lo cómodo, en esa zona donde lo que hacemos nos saldrá bien sin muchos cambios o proactividad.
¿Qué pasaría si en lugar de quedarnos sentados en ese sofá cómodo nos alistamos para lanzarnos a una arena de batalla llena de complejidades que nos pondrán a prueba? De seguro verás desde arriba a familiares, amigos y conocidos gritándote que salgas de allí, que es muy complicado y que mejor te vas por lo seguro. Verás también a personas dudar de tu capacidad y dirán que estás intentándolo por gusto. Y la misma arena, llena de desafíos nuevos y sin solución inmediata te harán dudar…
¿Pero qué pasaría si en lugar de prestar atención a todos esos comentarios te dedicas a escucharte a ti y activar la valentía que llevas al mostrarte vulnerable? Por que a diferencia de quienes comentan o tratan de derribarte, tú sí estás en la arena dando todo de ti, ellos no. Y si te quitas la venda que bloquea tus emociones y la valentía de darlo todo, comprenderás que no se trata de alcanzar la meta sin errores o caídas, sino de vivir el proceso sin miedo a lo que pase, tomando todo como un aprendizaje y oportunidad para crecer.
Hoy te invitamos a abrazar tu vulnerabilidad y dar el salto valiente hacia la arena de tus sueños. ¡Con todo!
Estos meses muchos hemos regresado a las oficinas, algunos al 100% y otros de manera parcial, sin embargo, así como nos costó empezar a trabajar desde casa, también nos está costando cambiar nuestros hábitos; algunos tuvieron que dejar a sus hijos solos luego de dos años, otros tienen que despertarse más temprano e invertir más tiempo en el camino a la empresa, otros ya estaban acostumbrados a estar en casa y manejar sus tiempos con más flexibilidad.
Cualquier que sea el caso, te compartimos tres ideas que esperamos te ayuden a retomar el trabajo presencial:
1. Recuerda que está siendo un proceso nuevo para todos, así que llénate de paciencia contigo y con los demás, somos muchos los que hemos perdido el hábito de ir a la oficina.
2. Date la oportunidad de conversar con tus compañeros: son dos años donde nos veíamos poco y donde hablábamos apenas lo necesario, así que date el tiempo de ponerte al día y de conocer a quienes se han incorporado.
3. Posiblemente no dependa de ti la cantidad de horas que vas presencial al trabajo, pero lo que sí depende de ti, es cómo vives esas horas, así que aprovecha ese tiempo en la oficina e intenta en la medida de lo posible no llevarte trabajo a casa.
Tengamos cuidado con quedarnos únicamente con eso que nos molesta o nos fastidia del regreso a la oficina, porque nos podemos estar perdiendo de todas las maravillas que también están pasando a nuestro alrededor.
¿Ya tu volviste físicamente a tu espacio de trabajo? Cuéntanos cómo ha sido la experiencia.
Actualmente vivimos en la una época dónde todos estamos buscando reconocimiento a través de “likes” en las diferentes redes sociales, pero también en la vida cotidiana; muchos viven en la apariencia para que otros volteen y con la mirada o con un gesto le den “like” a su forma de vestir, de hablar, de comportase. Compramos cosas con el deseo que otros las vean y nos aprueben y que eso nos permita mejorar nuestro estatus en el grupo social en el que vivimos.
El reto que tienen hoy en día las instituciones educativas y los padres es que sus niños puedan resignificar la palabra “éxito” y entender que es mucho más que tener dinero, que tiene que ver con relacionarnos de manera sana con quienes son parte de nuestra vida, respetar los puntos de vista de los demás, reconocer que me equivoque y pedir perdón y muchos aspectos más de la convivencia humana.
Vivimos en un mundo donde buscamos el reconocimiento constante de los demás, pero no somos capaces de reconocer todo lo bueno que los otros nos aportan a nuestra vida, vamos a cambiar esa cultura, vivamos resaltando todo lo bueno que tiene el otro.
La buena noticia es que eso lo podemos entrenar, que el desarrollo de estas capacidades se puede generar por medio de actividades experienciales.
#LaLicuadora #ConvivenciaHumana
Cata
Mela